PARAGUAY - Julio 2013
Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2012), la pobreza en Paraguay el 2011 asciende a un 49,6% de la población, mientras la indigencia alcanza a un 28%. Datos oficiales de Paraguay apuntan a un 33% de pobreza.
Más allá de la discusión técnica sobre los porcentajes exactos de la pobreza en Paraguay, un informe de las Naciones Unidas del año 2012 afirmaba que un 43% de las personas pobres están compuestos por niños/as y jóvenes menores de edad, consecuentes con característica de la pirámide poblacional del Paraguay, con población predominantemente joven.
Si sumamos a lo anterior el hecho de que Paraguay se encuentra entre los últimos lugares de países (140 de 144) en términos de calidad de la educación primaria, la situación de la población compuesta por niños y jóvenes de los estratos económicos más bajos se torna aún más preocupante, considerando su futuro en términos de desarrollo humano y profesional.
Respecto al rendimiento escolar medido con pruebas internacionales, el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (OREALC-UNESCO 2008), que evalúa a los estudiantes de primaria de 16 países, muestra que los adolescentes paraguayos de 6to grado obtuvieron puntajes por debajo del promedio de América Latina en las pruebas de Lectura-Escritura y Matemática y mucho más distante de los puntajes de los estudiantes de los países del MERCOSUR (Uruguay, Argentina, Chile y Brasil).
En ese sentido, una baja calidad de la educación primaria contribuye a un bajo rendimiento de los niños/a en determinadas áreas y a nivel general, de cara a las actividades futuras que deberá realizar a lo largo de su vida.
Por ello, se entiende que un niño/a en situación de vulnerabilidad que no sabe resolver las operaciones matemáticas básicas, no posee suficiente memoria, creatividad ni pensamiento estratégico-analítico, es un niño que en el futuro no podrá tomar las mejores decisiones en determinadas situaciones, tendrá habilidades limitadas y escaparía de las posibilidades de calificar para un empleo con niveles de remuneración aceptable, lo que en última instancia estaría condenándolo a transitar en las fronteras de la pobreza, sin poder escapar de esa realidad.
Ante lo descrito anteriormente, ¿Qué hacer? ¿Qué acciones podrían tomarse para mejorar la calidad de la educación? ¿Cómo podemos mejorar el rendimiento escolar? ¿Existe evidencias científicas de intervenciones efectivas? ¿Cuáles serían?
Por fortuna, estas preguntas tienen repuestas, simples y de bajo costo para la Política Pública. Estudios realizados por algunos doctores, psicólogos y especialistas en el área educativa demuestran que un adecuado programa de enseñanza de ajedrez a niños y jóvenes reporta mejoras en el rendimiento académico, en el pensamiento crítico, estratégico y analítico, incrementa las habilidades cognoscitivas, y otra serie de beneficios que podemos encontrar en la literatura científica.
El maestro Jerry Meyers, en “Beneficios del Ajedrez en las escuelas” explica de manera simple y comprensiva los elementos enriquecedores que puede aportar el ajedrez en los niños.
En el documento señala que mediante el ajedrez a los niños se les enseña los beneficios de la observación cuidadosa y a concentrarse, a imaginar una secuencia de acciones antes de que suceda, fortaleciendo la capacidad de visualización abstracta.
Primero se piensa, y luego se actúa. El niño aprende a preguntarse "Si hago esto, podría suceder esto y cómo puedo responder?”, lo que ayuda a desarrollar la paciencia y la consideración.
Además, en el ajedrez no se debe hacer lo primero que viene a la mente, sino identificar alternativas, considerar los pros y los contras de diversas acciones, lo que induce al niño/a a adoptar periódicamente este comportamiento.
También se les enseña la necesidad de reevaluar sus planes cuando los acontecimientos cambian de una situación (posición) a otra.
Estos y otros beneficios son reconocibles en el proceso de enseñanza del ajedrez, aunque ninguna de estas habilidades es específica del mismo.
Además de lo anterior, otros estudios llevados a cabo principalmente en EE.UU y Canadá, basados en diseños experimentales permiten concluir lo significativo que resulta la enseñanza del ajedrez en la mejora del rendimiento escolar en materias como matemática y lectura. Es decir, alumnos/as que son sometidos a entrenamiento de ajedrez mejoran sus aptitudes numéricas y verbales.
Ante la evidencia científica y la experiencia empírica que respaldan los beneficios del ajedrez, son varios los Gobiernos a nivel regional y de la Zona euro que han adoptado la enseñanza del ajedrez en las escuelas como una Política Pública.
Recientemente el Parlamento Europeo aprobó de manera oficial el proyecto de “Ajedrez en las escuelas”. En EE.UU hace tiempo se implementa programas de estudios de ajedrez en las escuelas, en ciudades como Nueva York, por ejemplo.
En Paraguay, de manera inédita y quizás desapercibida para muchos, en el mes de mayo del 2013 la Cámara de Diputados, a través del Proyecto de Ley presentado por el Diputado Juan Denis, dio media sanción al mismo, el cual “ESTABLECE EL AJEDREZ EN EL CURRICULUM DE LA EDUCACION ESCOLAR BASICA Y MEDIA EN EL SISTEMA EDUCATIVO DEL PARAGUAY”.
Con esto, de aprobarse la Ley, no solamente se estaría contribuyendo a elevar la calidad de educación de nuestros niños y jóvenes del Paraguay, sino también a reducir la brecha de exclusión social de los sectores más vulnerables.
En ese sentido, una baja calidad de la educación primaria contribuye a un bajo rendimiento de los niños/a en determinadas áreas y a nivel general, de cara a las actividades futuras que deberá realizar a lo largo de su vida.
Por ello, se entiende que un niño/a en situación de vulnerabilidad que no sabe resolver las operaciones matemáticas básicas, no posee suficiente memoria, creatividad ni pensamiento estratégico-analítico, es un niño que en el futuro no podrá tomar las mejores decisiones en determinadas situaciones, tendrá habilidades limitadas y escaparía de las posibilidades de calificar para un empleo con niveles de remuneración aceptable, lo que en última instancia estaría condenándolo a transitar en las fronteras de la pobreza, sin poder escapar de esa realidad.
Ante lo descrito anteriormente, ¿Qué hacer? ¿Qué acciones podrían tomarse para mejorar la calidad de la educación? ¿Cómo podemos mejorar el rendimiento escolar? ¿Existe evidencias científicas de intervenciones efectivas? ¿Cuáles serían?
Por fortuna, estas preguntas tienen repuestas, simples y de bajo costo para la Política Pública. Estudios realizados por algunos doctores, psicólogos y especialistas en el área educativa demuestran que un adecuado programa de enseñanza de ajedrez a niños y jóvenes reporta mejoras en el rendimiento académico, en el pensamiento crítico, estratégico y analítico, incrementa las habilidades cognoscitivas, y otra serie de beneficios que podemos encontrar en la literatura científica.
El maestro Jerry Meyers, en “Beneficios del Ajedrez en las escuelas” explica de manera simple y comprensiva los elementos enriquecedores que puede aportar el ajedrez en los niños.
En el documento señala que mediante el ajedrez a los niños se les enseña los beneficios de la observación cuidadosa y a concentrarse, a imaginar una secuencia de acciones antes de que suceda, fortaleciendo la capacidad de visualización abstracta.
Primero se piensa, y luego se actúa. El niño aprende a preguntarse "Si hago esto, podría suceder esto y cómo puedo responder?”, lo que ayuda a desarrollar la paciencia y la consideración.
Además, en el ajedrez no se debe hacer lo primero que viene a la mente, sino identificar alternativas, considerar los pros y los contras de diversas acciones, lo que induce al niño/a a adoptar periódicamente este comportamiento.
También se les enseña la necesidad de reevaluar sus planes cuando los acontecimientos cambian de una situación (posición) a otra.
Estos y otros beneficios son reconocibles en el proceso de enseñanza del ajedrez, aunque ninguna de estas habilidades es específica del mismo.
Además de lo anterior, otros estudios llevados a cabo principalmente en EE.UU y Canadá, basados en diseños experimentales permiten concluir lo significativo que resulta la enseñanza del ajedrez en la mejora del rendimiento escolar en materias como matemática y lectura. Es decir, alumnos/as que son sometidos a entrenamiento de ajedrez mejoran sus aptitudes numéricas y verbales.
Ante la evidencia científica y la experiencia empírica que respaldan los beneficios del ajedrez, son varios los Gobiernos a nivel regional y de la Zona euro que han adoptado la enseñanza del ajedrez en las escuelas como una Política Pública.
Recientemente el Parlamento Europeo aprobó de manera oficial el proyecto de “Ajedrez en las escuelas”. En EE.UU hace tiempo se implementa programas de estudios de ajedrez en las escuelas, en ciudades como Nueva York, por ejemplo.
En Paraguay, de manera inédita y quizás desapercibida para muchos, en el mes de mayo del 2013 la Cámara de Diputados, a través del Proyecto de Ley presentado por el Diputado Juan Denis, dio media sanción al mismo, el cual “ESTABLECE EL AJEDREZ EN EL CURRICULUM DE LA EDUCACION ESCOLAR BASICA Y MEDIA EN EL SISTEMA EDUCATIVO DEL PARAGUAY”.
Con esto, de aprobarse la Ley, no solamente se estaría contribuyendo a elevar la calidad de educación de nuestros niños y jóvenes del Paraguay, sino también a reducir la brecha de exclusión social de los sectores más vulnerables.
Fuente: abc