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Alan Trefler, de maestro del ajedrez a superempresario




"¿Por quĂ© somos tan malos en el pensamiento lĂłgico?", pregunta Alan Trefler con asombro genuino. Es una cuestiĂłn tambiĂ©n solĂ­a preguntar Spock en Star Trek ("Viaje a las estrellas").

Matthew Wall

Pero claro, ni Spock ni Trefler –un maestro del ajedrez y presidente del grupo de ingenierĂ­a informĂĄtica para negocios Pegasystems– son comunes. Los maestros del ajedrez ven las cosas de forma diferente.

"Los procesos de negocios son muy parecidos al ajedrez", afirma Trefler. "Primero miras el tablero, absorbes los datos, reconoces los patrones, analizas, desarrollas una estrategia y despuĂ©s continuamente revisas y desarrollas esa estrategia segĂșn avanza el juego".

Fue esa habilidad para tomar las complejidades de las interacciones entre una empresa y sus clientes, y desmembrarlas en entendibles pasos secuenciales lo que ha ayudado a Trefler a crear una compañía que reportó ingresos de US$356 millones y un beneficio de US$22,5 millones en los primeros nueve meses de 2013. Sus acciones cotizan en el índice Nasdaq en Nueva York.

La empresa, cuya base estĂĄ en Massachusetts (EE.UU.), ahora tiene un valor de mercado de mĂĄs de US$1.800 millones, con clientes como Vodafone, Cisco, HSBC o Bank of America.

A Trefler le picó el gusanillo del ajedrez cuando tenía siete años, viendo jugar a su a su padre, migrante de origen polaco, en su casa de Brookline, Massachusetts.

"Me divertĂ­a el desafĂ­o intelectual, el pensamiento analĂ­tico. TenĂ­a una evaluaciĂłn intuitiva del juego. El tablero parecĂ­a como un mapa de calor, podĂ­a ver las presiones que las piezas ejercĂ­an", comenta.

Trefler se convirtiĂł en campeĂłn de Massachusetts en la secundaria. Pero logros mayores estaban por venir.

En 1975, mientras estudiaba Economía e Informåtica en New Hampshire, entró en el Abierto Mundial de Ajedrez. Clasificado tan sólo como el 115, ganó el torneo empatado con Pal Benko, un gran maestro internacional. Trefler tenía 19 años.

"Fue un momento excelente para renfocar mi carrera", dice. Durante un tiempo quiso ser escritor: "Pero tenĂ­a que pelearme con mi profesor sobre como interpretar Hamlet y eso fue el fin de mis estudios literarios".



"Esclavos de las mĂĄquinas"

Dada su afición por los entresijos del ajedrez, tal vez no sea sorprendente que el adolescente Trefler también la tomara con los códigos informåticos. Pero admite que no era bueno. "Había demasiados errores en mis programas", reconoce.

AsĂ­ es irĂłnico que en 1983 fundara Pegasystems, una empresa de software dedicada a simplificar los procesos empresariales.

Después de pasar por la universidad, trabajando como un ingeniero de sistemas para bancos y compañías de seguros, le desesperaba el diseño de los programas. Los humanos parecían "esclavos de las måquinas", cuando debía ser al contrario.

Su idea era ayudar a las empresas a ser mås eficientes con herramientas para diseñar programas a la medida de sus necesidades.

Entonces adoptó la estrategia de la "metåfora visual" para facilitar que los clientes entiendan. Esto implica desentrañar los negocios en procesos divididos en fases que son representados gråficamente.

El cliente puede juntar las piezas en la forma en que mejor le convenga, mientras que el programa escribe el cĂłdigo automĂĄticamente y permite algo asĂ­ como "lo que ves es lo que obtienes".

Crucialmente, el programa permite a las compañías experimentar y ajustar los procesos con la experiencia. "Nuestro software gira alrededor de una revaluación continua", dice, recordando la estrategia del jugador de ajedrez.

El software alerta a los proveedores de sistemas de salud si un paciente no ha repetido una receta o ha dejado de seguir un plan de tratamiento, por ejemplo.

Y segĂșn nos adentramos mĂĄs en "cosas de internet" –objetos con microchip que recolectan datos y los comparten de forma inalĂĄmbrica–, Trefler considera que el software puede grabar y evaluar esos datos y luego sugerir e implementar estrategias para responder, resultando cada vez mĂĄs importante.

Partidas con Kasparov

Pero la presiĂłn para trabajar no impide a Trefler disfrutar del ajedrez. "TodavĂ­a juego de vez en cuando", dice.

Cuando un maestro del ajedrez y empresario de Ă©xito dice eso, no se refiere a tontear con los habituales del bar de la esquina en Boston.

Al contrario, juega partidas de exhibiciĂłn con gente como el excampeĂłn del mundo Gary Kasparov o el actual nĂșmero uno mundial, Magnus Carlsen.

Otras distracciones son sus cuatro perros, algo tan cariñoso e ilógico, un contraste con su vida empresarial. Pero es que hasta Spock luchaba para ser lógico todo el tiempo.

Fuente: BBC



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