Sultan Khan es uno de los personajes más interesantes y misteriosos de la historia del ajedrez. Era un siervo hindú analfabeto, cuyo señor, coronel del ejército británico, se fijó en su gran talento jugando a la versión india del ajedrez. No olvidemos que estamos en los tiempos en que la India era una colonia británica. Su amo (llamemos a las cosas por su nombre) viajó a Gran Bretaña en 1929, y llevó al talentoso pero totalmente iletrado jugador con él. Gracias a ello, participó en el campeonato británico, ganándolo, lo cual supuso todo un golpe para la sociedad británica de aquel tiempo, tan clasista y todavía con reminiscencias victorianas. Sólo hacía tres años que había aprendido las reglas del ajedrez clásico. Ganó tres veces el campeonato británico.
Aparte de su procedencia y su clase social, su físico era de lo más curioso: pequeño, delgado y con piel oscura, con continuos resfriados que se notaban en su nariz moqueante. Sin embargo, su juego era de lo más sólido, con una gran comprensión posicional y enorme paciencia en largas partidas. Largas maniobras que poco a poco dejaban totalmente sin recursos a sus rivales.
Puesto que era analfabeto, no sabía casi nada de teoría de aperturas, lo cual hace que sus logros sean aún más de elogiar. Ni siquiera podía anotar sus propias partidas, necesitando siempre de alguien que lo hiciera por él.
Llegó a vencer a muchas de las figuras de aquel tiempo: Capablanca, Rubinstein, Tartakower…Pero nunca ganó a Alekhine ni a Euwe, aunque sí hizo tablas con el primero.
Tras cuatro años en Gran Bretaña, su amo decidió volver a la India, y se llevó a Sultan con él. A partir de entonces no se le conoce partida alguna. Vivió como granjero y murió en 1966, enfermo de tuberculosis, dejando tras de sí la natural especulación sobre hasta dónde habría podido llegar de haber estudiado.