Uno de los personajes mĂĄs curiosos de la historia de nuestro juego es, sin dudas, Joseph Henry Blackburne (1841-1924). Era un hombre con un carĂĄcter bastante fuerte y cambiante, que pasaba de la irritaciĂłn a la depresiĂłn con suma facilidad, lo cual se unĂa a una serie de anĂ©cdotas vividas por Ă©l y hacĂa mĂĄs que justo el apodo de "La muerte negra", con el que se le conocĂa.
Para hacerse una idea, baste decir que, despuĂ©s de perder un match con Steinitz, se arrojĂł por la ventana, lleno de desesperaciĂłn por haber perdido. Lo bueno es que jugaban en una planta baja, asĂ que el suceso no tuvo mayores consecuencias. Para valorar el otro extremo de su voluble personalidad, tenemos la historia de que, durante una sesiĂłn de simultĂĄneas que dio en la Universidad de Cambridge, los estudiantes pensaron que les serĂa mĂĄs fĂĄcil ganarle dejando una botella de whisky y un vaso a cada extremo de la mesa de juego. Al final de la sesiĂłn, Blackburne se habĂa bebido las dos botellas y ganado todas las partidas en un tiempo rĂ©cord.
Otra anĂ©cdota, probablemente apĂłcrifa, cuenta que, jugando otra sesiĂłn de simultĂĄneas, se bebiĂł un vaso de whisky de uno de los aficionados, cuando Ă©ste estaba pensando, concentrado y nervioso. DespuĂ©s de la partida dijo que a su adversario le habĂa comido un peĂłn al paso y que, de paso, se habĂa bebido su whisky. Siempre sostuvo la teorĂa de que beber whisky mejoraba el ajedrez, porque el alcohol aclara la mente. Fiel a sus ideas, toda su vida intentĂł probar esta teorĂa todas las ocasiones en que podĂa, que fueron muchas en sus 83 años de vida.
Fuente: Ajedrez Cusco