Andrew Paulson sueña una revolución "tech" para este deporte milenario. Apuesta al rating masivo en TV, a bandejas de entrada digitales de consumo, a los jugadores como sex symbols, comentaristas en vivo y una nueva generación de aplicaciones para que el juego sea más fácil de entender. ¿Puede emocionar un deporte sedentario?
Si el ajedrez fuera narrativa, Andrew Paulson sería el campeón mundial indiscutido, el Bobby Fischer de los narradores. No hay un solo momento de su vida que no se vuelva más fértil con su relato, ya sea el hecho de haber trabajado en un laboratorio de ciencias en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore a los 11 años; su decisión de irse de Yale, que inspiró a otros estudiantes gay a hacer lo mismo, dice; el brutal asesinato en Rusia de dos colegas que, sospecha, eran oficiales de la KGB; y, por supuesto, sus éxitos empresariales como el estadounidense que llegó a ser un pionero en los medios de Moscú.
Ahora, Paulson, de 55 años, y ex presidente general de SUP, una plataforma de blog líder en Rusia, está volcando sus capacidades narrativas a una promoción que pondría a prueba hasta al mejor vendedor. Quiere convertir el ajedrez en el próximo deporte con espectadores del mercado masivo.
La Federación Mundial de Ajedrez, conocida también como FIDE, ha vendido en el mundo entero licencias y derechos de comercialización a la empresa de Paulson, Agon, con la esperanza de que pueda monetizar el ajedrez luego de muchos fracasos anteriores.
Paulson lo imagina así: el ajedrez en TV o en bandejas de entrada digitales de consumo masivo, patrocinado por las empresas más grandes del mundo, los jugadores como sex symbols, una nueva generación de aplicaciones para que el juego sea más fácil de entender y, por supuesto, comentaristas en vivo.
"Quién habría pensado que la gente vería golf por TV, y sin embargo, ahí está", dijo Paulson. "Y toda India ve cricket por TV. ¡Lo único que hay más aburrido que el cricket es el golf!"
Paulson, que vive en Londres, sabe lo que está mirando India porque estuvo allí durante los meses previos al último campeonato mundial de ajedrez, que se realizó en Chennai. El ganador fue Magnus Carlsen, un agradable joven noruego de 22 años que figuró en la lista de hombres más sexies de 2013 en la revista Cosmopolitan. Para Paulson, Carlsen "nos da la oportunidad de revelar las individualidades de los jugadores de ajedrez y no su introversión inescrutable".
Además de un organismo regulador del ajedrez considerado extraño, Paulson debe hacer frente a algunos jugadores que consideran que sus esfuerzos por popularizar deporte son populacheros y que está promocionando un entretenimiento lento en un mundo con períodos de concentración breves.
El primer gran torneo de Paulson, en septiembre de 2012, tuvo que ser trasladado a último momento de Rusia a Londres. Su siguiente gran evento, en marzo, fue un relativo éxito. Alrededor de cinco millones de personas lo vieron online, dijo, en tanto algunos cientos de espectadores en el auditorio de Londres escucharon a los comentaristas y siguieron el juego en tablets.
Es lo que él llama el "casting del ajedrez", y es su gran idea. Involucra una tecnología que descarga múltiples imágenes, datos que muestran en términos simples quién va ganando y otra imagen de la partida controlada por los comentaristas que fragmentan la acción y muestran posibles movidas. De todos modos, después del partido no se presentó ningún auspiciante de peso.
"Necesitamos imperiosamente a alguien como Andrew. Necesitamos a alguien que levante al ajedrez", dijo Malcolm Pein, ex prodigio devenido en campeón de ajedrez junior en Gran Bretaña.
La economía del ajedrez se reduce a nueve torneos grandes al año en el ciclo de campeonato, con un premio que asciende a US$ 2,5 millones para un campeón mundial. Después están los sitios Web de aficionados, las tiendas y el software de ajedrez. Pero el ajedrez está mucho más cerca del Scrabble que de la FNL de Estados Unidos, la Liga Nacional de fútbol americano.
En los círculos de ajedrez, suelen decir que las asociaciones son difíciles de desarrollar debido a la falta de inteligencia empresaria dentro del deporte. Y los jugadores de ajedrez pueden llegar a ser embajadores menos que ideales. En 2012, el actual presidente de la federación mundial de ajedrez, Kirsan Ilyumzhinov, se reunió con el presidente sirio Bashar al-Assad. Un año antes, Ilyumzhinov jugó ajedrez con el coronel Muammar Kaddafi. En la TV rusa, Ilyumzhinov contó que lo raptaron extraterrestres.
"Si el presidente de la Federación Mundial de Ajedrez es un hombre visto en el mejor de los casos como un loco, y en el peor, como un monstruo, si usted es IBM o GM, ¿para qué poner en peligro su reputación?" dijo Dominic Lawson, periodista británico que escribe sobre ajedrez. En los círculos ajedrecísticos al margen de FIDE, la visión de Paulson resulta optimista, están impresionados con sus ideas pero no con los resultados.
"Por ahora soy un romántico", dijo Paulson. Él todavía espera una "resurrección". Dice que ve el camino y desearía que pudieran verlo los auspiciantes. "Hay una gran oportunidad para cualquier socio", agregó. "Tienen el ajedrez y me tienen a mí".
Fuente: clarin.com