Unos 600 millones de personas, segĂșn los sondeos, juegan al ajedrez en todo el mundo. Y ya son decenas los paĂses donde estĂĄ introducido en los colegios como asignatura. Pero la FederaciĂłn Internacional (FIDE), que engloba a 181 de ellos, fracasa una y otra vez en su comercializaciĂłn, incluso en los Mundiales, como el duelo que protagonizan estos dĂas el noruego Magnus Carlsen y el indio Viswanathan Anand en Sochi (Rusia) —3,5 a 2,5 despuĂ©s de seis partidas—, por la mala imagen y las sospechas de corrupciĂłn.
"Tenemos argumentos muy poderosos. Ahora necesitamos tiempo y una gestiĂłn profesional que nunca se ha hecho en la FIDE", asegura Ilya Merenzon, comprador este año del 100% de las acciones de Agon, la empresa que comercializa los derechos de la FIDE. Ciertamente, hay razones de peso para convencer a cualquier patrocinador, aparte de las mencionadas: es el Ășnico deporte que puede practicarse por Internet; su infraestructura tiene un coste muy bajo; varios estudios cientĂficos indican que desarrolla la inteligencia, mejora el rendimiento acadĂ©mico de los niños y retrasa el envejecimiento cerebral; ningĂșn deporte cuenta con mĂĄs de 15 siglos de historia documentada, una mina de recursos para periodistas y profesores.
Ademås, la imagen del ajedrez es muy buena, como demostró un sondeo realizada por la prestigiosa empresa YouGov: los encuestados la ligaron con conceptos como inteligencia, sofisticación, perfección y estrategia. En 2012, el Parlamento Europeo recomendó su introducción como asignatura obligatoria. Y el Congreso de los Diputados español discutirå pronto una proposición no de ley del PSOE en el mismo sentido para incorporarlo al sistema educativo.
Llama mucho la atenciĂłn entonces que el actual presidente de la FIDE, el ruso KirsĂĄn IliumyĂnov, no haya logrado un sĂłlo patrocinador multinacional corporativo en 19 años de gestiĂłn. Merenzon insiste en que la FIDE nunca se ha propuesto seriamente ese objetivo, entre otras razones porque el propio IliumyĂnov y otros mecenas han aportado el dinero para mantener los Campeonatos del Mundo. Pero hay argumentos muy poderosos que señalan en otra direcciĂłn.
No hace falta buscar mucho en Internet para ligar a IliumyĂnov con extraterrestres (asegura que fue secuestrado por un grupo de ellos) o con dictadores sanguinarios como Sadam Hussein, Gadafi o Assad, de quienes se declarĂł amigo. Tampoco ayuda a la imagen de la FIDE la filtraciĂłn de su primer acuerdo con AGON, donde se decĂa que IliumyĂnov poseĂa el 51% de las acciones de esta empresa. La FIDE asegurĂł que sĂłlo era un borrador, pero no explicĂł por quĂ© estaba firmado por ambas partes si sĂłlo era un borrador, ni quĂ© justificaciĂłn Ă©tica podrĂa haber para que su presidente controle ademĂĄs la empresa a la que vende los derechos de comercializaciĂłn.
El Mundial del año pasado, el duelo Anand-Carlsen, se jugĂł en Chennai, capital del estado indio de Tamil Nadu, donde 13 millones de niños aprenden ajedrez en las escuelas. Su gobernadora, y promotora principal de ese duelo, Jayalalithaa Jayaram, estĂĄ ahora en la cĂĄrcel por corrupciĂłn. Carlsen y Anand se enfrentan estos dĂas en Sochi, ciudad de la provincia rusa de Krasnodar, cuyo gobernador, AlexĂĄnder TkĂĄchyov, a quien el presidente Putin pidiĂł recientemente que pusiera especial cuidado en la organizaciĂłn del Mundial, estĂĄ en la lista de personas sancionadas por la UniĂłn Europea. El griego Georgyos MakrĂłpulos, presidente adjunto de la FIDE, reconociĂł el viernes que aĂșn no se ha recibido una gran parte del dinero de los premios (un millĂłn de euros).
Fracasado el intento de Gari KaspĂĄrov, que perdiĂł las elecciones contra IliumyĂnov el pasado agosto, la principal esperanza es el soplo de aire fresco que representa Magnus Carlsen, el nuevo campeĂłn del mundo, en cuya camisa estĂĄn bordados los nombres de cuatro patrocinadores. Entre sus amistades estĂĄn Bill Gates y otros magnates. Su apoderado, Espen Agdestein, es optimista: "El ajedrez es mucho mĂĄs que IliumyĂnov y la FIDE. Tenemos muy buenas perspectivas, sobre todo en Estados Unidos". Y coincide en algo con Merenzon: "Necesitamos un poco de tiempo y que se hagan las cosas bien".
Fuente: El PaĂs