Magnus Carlsen es el producto de una selección natural. Joven (cumplirá 24 años el domingo), en muy buena forma física, superdotado mentalmente, muy bien adaptado a la tecnología del siglo XXI aplicada al ajedrez. Tras derrotar de nuevo al indio Viswanathan Anand, el bicampeón del mundo no renuncia a batir todas las marcas de Gari Kaspárov, su ex entrenador y actual asesor, y da mucha importancia al control de los nervios.
Tras repetir lo "aliviado" que se sentía por renovar el título un año después de conquistarlo, el noruego pasó gran parte del lunes durmiendo, antes de jugar al baloncesto y al póquer con parte de su séquito y los periodistas noruegos. Ayer atendió a EL PAÍS antes de la ceremonia de clausura.
Pregunta. Spassky dice que sueña con Fischer. ¿Con quién ha soñado usted durante este duelo?
Respuesta. Spassky siempre ha tenido un fino sentido del humor. He dormido bien casi todos los días, soñando cosas muy alejadas del ajedrez, hasta el punto de que al despertarme no me acordaba de que estaba jugando un Mundial.
P. Pero sus fotos adormilado durante la octava partida han dado la vuelta al mundo...
R. Esa noche había dormido mal porque estaba acatarrado, y tuve que tomar alguna medicina que me atontó un poco. Además, me han recomendado que coma dos veces antes de la partida, lo que me obligaba a levantarme hacia las 10.00, en lugar de a las 12.00 o 13.00, como antes.
P. Kaspárov dijo la semana pasada que usted sufría el "síndrome de la revancha", como le ocurrió a él con Kárpov de manera mucho más intensa.
R. Algo hay de eso. Después de la 2ª partida, una parte de mí se preguntaba por qué estaba jugando este duelo contra Anand si ya le había ganado con claridad el año pasado. Pero eso hay que ponerlo en el contexto de que jugué mucho mejor que él en esas dos primeras partidas. Cuando recibes un golpe tremendo, como el que yo sufrí en la 3ª, no tienes más remedio que adaptarte. Me ayudó bastante jugar dos seguidas con blancas, la 6ª y la 7ª.
P. Pero en la 6ª, que ganó, cometió usted un error muy grave, y él no se dio cuenta.
R. Fue un momento de suerte. Anand eligió mal la apertura. Eso le dejó en una posición muy inferior, y a mí muy confiado, demasiado.
P. Aunque Kaspárov sólo fue su entrenador en 2009, ¿le ha ayudado antes o durante el duelo?
R. Sí, hablamos varias veces en los meses anteriores. Me dio sobre todo consejos técnicos, y alguno psicológico. Me ha ayudado mucho.
P. Él también dijo la semana pasada que si usted decidía costear en lugar de afrontar la batalla en alta mar, sería muy peligroso por las posibles minas.
R. Sí, tenía razón. Algo de eso ocurrió en la 9ª partida, pero en circunstancias excepcionales. No logré nada en la apertura, a pesar de jugar con blancas. Desde un punto de vista práctico, las perspectivas eran incluso mejores para las negras. Y entonces tuve que tomar una decisión muy pragmática, forzar un empate rápido.
P. En varias partidas importantes de los últimos años, usted arriesgó a pesar de que le bastaba el empate. Pero en la 11ª contra Anand fue mucho más conservador.
R. Era un equilibrio difícil. Mi cuerpo me pedía luchar a tope, y mi mente me aconsejaba no exponerme en exceso. Por eso permití que Anand me plantease otra vez el muro de Berlín, dado que ese tipo de posición va bien con mi estilo de juego. Pero la jugada 23 de Anand fue una descarga eléctrica. Mi posición era muy peligrosa. Fue un momento muy difícil.
P. Tanto, que si a Anand no le traicionan los nervios y ve el golpe tremendo del que disponía en la 26, usted hubiera estado contra las cuerdas.
R. Ciertamente, esa jugada, Ae7, me hubiera puesto al borde de la derrota. Sin embargo, resulta equivocado decir que alguien ha jugado muy bien, pero le han fallado los nervios; si no son fuertes, eres más débil como jugador. Anand ha sido un jugador fortísimo, un gran campeón, qué duda cabe, pero está a punto de cumplir 45 años, su sistema nervioso es más débil que antes, y eso ha sido uno de los factores decisivos.
P. ¿Cuánto ha influido que su entrenador, Peter Heine Nielsen, lo fuera antes de Anand?
R. No lo sé. No voy a negar la utilidad de que él me contase en qué tipo de posiciones Anand se siente a gusto y en cuáles no, etcétera. Pero Anand sabía que Peter Heine está ahora conmigo, lo que neutraliza bastante la ventaja, supongo.
P. Usted tiene cinco patrocinadores, lo que resulta muy raro. ¿El ajedrez es un buen producto pero muy mal vendido?
R. Su valor comercial es muy grande, como se está demostrando en Noruega. Todo depende de cómo lo vendas, y tengo muy claro que hasta ahora no se ha vendido bien. Hay cientos de millones de personas en el mundo que están conectados con el ajedrez. Debemos aprovechar eso de alguna manera.
P. ¿Qué importancia le da usted al valor educativo, social y terapéutico de ajedrez?
R. Mucha. Me consta que en el Parlamento noruego están discutiendo sobre ello, aunque también es verdad que esas cosas suelen ser lentas. Pero en casi todos mis viajes visito escuelas, y veo cómo incluso los niños con problemas de concentración se sienten muy atraídos por el ajedrez, cuyo valor educativo es enorme. Debemos subrayar eso todos los días.
P. ¿Qué retos se plantea ahora? ¿Es imposible batir el récord de Kaspárov, número uno durante veinte años seguidos?
R. Es muy difícil. Si dentro de diez años sigo siendo el campeón, me lo plantearé. De momento, quiero renovar mis títulos de campeón del mundo de partidas rápidas y semirrápidas [en junio de 2015] y lograr mejores resultados en torneos que los de este año, debidos a mi concentración en el Mundial.
P. Hoy va a conocer al presidente Putin en la ceremonia de clausura. ¿Qué opina sobre él?
R. Prefiero no hablar sobre eso.
P. ¿Cómo ve al equipo de sus amores, el Real Madrid, esta temporada?
R. Mire, ése es un ejemplo comparable con lo que me pasó en las dos primeras partidas con Anand, pero en dirección contraria. Hubo muchas críticas tras sus dos primeros partidos, pero la realidad demuestra que dos partidos no sirven para crear una opinión sólida. Ahora no sólo son muy buenos sus resultados, sino también su juego.
Fuente: El País